Resulto que el restaurante si tenia los accesos, aunque la clase sobre pintura se realizaba en un salon del vivienda superior, de este modo que pasamos la velada sentados exacto debajo de las pintores, cenando, envueltos en una tensa charla con risas avivadas por el morapio e indicaciones de pintura de extremo.
Me sentia avergonzada. Despues de ese desastre, le prometi a mi cita que recuperaria su dinero. En cuanto la empresa devolvio el precio de estas entradas, el novio desaparecio.
Fue doloroso darme cuenta sobre que la parte trabajoso nunca termina cuando alguien se entera sobre mi discapacidad. Continua a leggere